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marzo17

M.I.F. ESTRUCTURA SOCIO-ECONÓMICA FALANGISTA.

M.I.F. ESTRUCTURA SOCIO-ECONÓMICA FALANGISTA.

ESTRUCTURA SOCIO-ECONÓMICA FALANGISTA.

La Falange considera fundamental y prioritario en toda arquitectura político-social depurada la salvaguardia de la TOTALIDAD: en el plano individual la plena implantación y desarrollo de los valores metafísicos antes definidos, que, todos somos capaces de portar y en el nacional o social la implantación teórica y práctica de la proyección de aquellos sobre ella de forma que el UNO y el TODO tengan la misma sustancia.

Par que los valores espirituales puedan germinar, es necesario que el soporte físico -estructura material de la sociedad- lo permita. por tanto es lícito cambiar o revolucionar este soporte tantas veces, y con la profundidad necesaria, como para asegurar la implantación de aquéllos. Y ésto es también el sentido único de la tradición en concepción falangista, o sea, la continuidad eterna de los valores espirituales a través de las formas que a lo largo de los siglos los han de contener.

Dicho de otra manera: en el falangista debe latir el tradicionalismo más exacto y difícil, al mismo tiempo que el sentir revolucionario más profundo y sereno, para poder asegurar la pervivencia de la última esencia de la tradición; tradición y revolución, desprovistas de sus cargas demagógicas, formales o interesadas, constituyen un TODO inseparable de la visión histórica de la Falange.

A principios del siglo estaba claro que las estructuras materiales de las sociedades tradicionales, con su cosmovisión particular, eran ya incapaces de sostener por más tiempo los valores espirituales: su desmoronamiento físico -a causa del doble ataque de las culturas liberal y marxista- avisaba tambien de la desaparición de la esencia válida de aquellas, pues no eran asumidos en las mencionadas culturas, sino al contrario, burdamente, eran denigrados y escarnecidos para colmar un resentimiento hijo de su propia soberbia a las que las había conducido su fiolosofía materialista.

La vieja sociedad no supo revolucionar su estructura física a tiempo, y por ello perdió los intereses y la esencia, los primeros bien perdidos estan, la segunda es necesario rescatarlos.

La estructura socio-económica que plantea la Falange no tiene otro sentido ni otro motor que el de la idea de Servicio, entendido y asumido por nosotros en la forma ascética y militar del concepto.

Así pues, a diferencia de las derechas, no nos importa cambiar totalmente la estructura física, si con ello se Sirve a la salvaguarda de la estructura espiritual; y por lo mismo, a diferencia de las izquierdas, no nos importa asumir la última estructura a pesar de que esté aparentemente ligada a la estructura material de aquellas, si con ello se sigue prestando el mismo Servicio que antes.

Por ello no podemos ser ni de derechas ni de izquierdas, y nos enfrentamos a ambas, pues el servicio a prestar en la lucha frente a estas posiciones es exactamente el mismo.

En consecuencia, el falangismo recoge los modelos de propiedad técnicmente conocidos: privada, cogestión, autogestión y estatal, para, con todo ello, estructurar para CADA SOCIEDAD EN UN MOMENTO HISTORICO DETERMINADO, un modelo socio-ecónomico que permita prestar el Servicio de mantener la supremacía de los valores trascendentes de raíz espiritual de la forma más eficaz.

Así en los años treinta la estructura socio-económica de la sociedad española era de base agraria con distorsiones funcionales debido tanto a los latifundios como a los minifundios ruinosos. Y empezaban a surgir ciertos polos industriales en alguna zona periférica, pero aún en fase bastante subdesarrollada respecto al resto de países europeos.

El capitalismo privado o estatal, compañero inseparable del desarrollo industrial del siglo XX estaba, en España, en estado incipiente. Podían distinguirse tres bloques: el agrario, el industrial y el financiero; fuerte el primero, débil el segundo y casi inexistente el tercero.

Por ello el llevar adelante la Revolución falangista era posible, con las herramientas de la Reforma Agraria y la Nacionalización de la Banca, y ello, sin provocar traumas sociales importantes dado lo débil de su implantación.

pero para nosotros la Revolución siempre ha sido sinónimo de Orcen, y entendemos que las sociedades humanas no son bancos de pruebas donde acudir a experimentar nuevos modelos de producción, a no ser que se tengan las debidas garantías de sus resultados.

Al haber transcurrido casi medio siglo nos encontramos con una sociedad española -y mundial- distinta. Tanto el capitalismo como el socialismo han introducido reformas en sus propios sistemas con vistas a poder subsistir. Pero el primero, a través del neo-capitalismo, y el segundo, a base de euro-socializarse, eurocomunismo, socialismo institucionalizado, etc., han conseguido su propósito.

Ya no va a producirse la gran batalla final prevista por las profecías del marxismo y demás "científicos" del socialismo. En su lugar se desarrolla una larga guerra fria de mutuas penetraciones y desestabilizaciones de dudosos final. (Final que ya conocemos hoy en dia con la desaparición del bloque soviético).

En España, hoy, el peso de lo socio-económico se ha trasladado de lo agrario a lo industrial y financiero. Si planteásemos dogmaticamente las mismas soluciones de los años treinta, la sociedad española se vería sometida a fuertes distorsiones de imprevisible desenlace.

No basta con creer que nuestro modelo de sociedad es mejor que los imperantes, hay que comprobarlo previamente. Seguimos creyendo que la propiedad, co-propiedad, la participación de los trabjadores en la propia empresa, es el camino más lógico para superar los antagonismos entre las clases sociales, y que a la larga habrá que recorrerlo para dejar atrás tanto al capitalismo como al socialismo, y así, poder devolver la dignidad al trabajo, perdida cuando dejó de entenderse como una prolongación de los atributos del hombre.

Pero tenemos claro que nuestro modelo tiene dos limites: la VOLUNTARIEDAD y la EFICACIA. No rendimos culto a las formas. Y, es posible que, dada la diversificación y complejidad de los sectores sociales aparecidos en las sociedades avanzadas de finales del siglo XX, sea preferible no unificar el tratamiento a aplicar, eligiendo para cada uno, y en cada momento, el modelo de relación de propiedad más adecuado (cooperativismo, cogestión, propiedad estatal, propiedad sindical, municipal, privada, familiar y cualquier otro que cualquier dia pudiese aparecer).

O sea, para cada TIPO de sociedad y en cada MOMENTO HISTORICO, debemos adecuar la proporción cualitativa y cuantitativa de entre las distintas formas existentes. Pero a todas se les exigirá el periódo de pruebas necesario que garantice su asimilación en el tejdio social.

También, por otro lado, la nacionalización repentina de la Banca a cargo del Estado produciría hoyefectos catastróficos en España. Sin embargo planteando la nacionalización del Crédito Bancario, y la prioridad en el desarrollo a las formas financieras no privadas (Cajas de Ahorro, Cajas Cooperativas, Sindicales, etc..) podríamos llegar, sin la burocratización que conlleva la Banca Estatal, al mismo puerto que nos propusimos llegar en la época fundacional.

Y que no es otro que entender el capital como una herramienta más del trabajo, y el Crédito Bancario como un pantano con reservas para todos, y cuyas compuesrtas están en manos del cuerpo nacional y no de unos pocos banqueros, hecho que, teniendo en cuenta el carácter apratida de los mismos, ha costado a todas las sociedades que lo han tenido que soportar, problemas gravísimos, tanto en el orden económico como en el social.

Pero aquí también, que quede claro, nos impondremos los mismos límites de siempre: la VOLUNTARIEDAD y la EFICACIA. La banca privada, podrá, inicialmente, seguir existiendo, y si sus servicios dejan de tener los exclusivos móviles actuales, podrá ocupar una parcela en el panorama financiero de la nueva sociedad, junto con los nuevos modelos financieros que se activarán o inventarán.

Pero sin no consigue cambiar su mentalidad, se verá abocada a su extinción frente a las otras.

Dicho de otra forma: asi como para un anarquista la autogestión es la panacea eterna, o sea, un mito, así como para un comunista la propiedad estatal toma el mismo rango, así como para un liberal la propiedad privada ejerce el mismo papel; para un falangista ni la autogestión, ni la propiedad privada o estatal tienen dicho carácter.

El falangista debe preguntarse si estas formas son válidas en cada momento para prestar el eterno Servicio.

Por ello hoy pretendemos organizar la estructura soci-económica en base a la propiedad individual, familiar, municipal, sindical y estatal (estas últimas en régimen de dogestión o autogestión segun los casos), pero es seguro que nuestra misma forma de "ser y estar" no lo hubiese planteado así un siglo antes, y no tenemos ni idea de como lo plantearemos el siglo que viene.

Pero lo que resulta seguro es que ayer, hoy y mañana, nos moverá la misma idea de Servicio.

Por todo ello creemos que hoy, 1982, aquí, en España, la organización económica debe garantizar la misma eficacia en la utilización de los factores productivos yla máxima justicia en la remuneración de los participantes en el proceso; creemos que una economía nacional-sindicalista satisface ambos postulados y permite la participación del trabajador y el consumidor en la adopción de decisiones.

La autogestión no se improvisa ni se puede imponer desde arriba. El Estado deberá adoptar las medidas para una progresiva socialización de la economía partiendo de una organización en tres sectores:

a) Sector Público, a quien compete la planificación, la emisión de moneda, el crédito oficial, la explotación del subsuelo y la calidad de vida, la conservación del medio ambiente y los grandes servicios públicos.

b) Sector Autogestionario, controlado por trabajadores y/o consumidores, que abarque en principio la producción agraria, los mercados centrales, la distribución de bienes de consumo y el ahorro privado, más las empresas de cualquier rama económica en que trabajadores y/o consumidores acrediten eficacia en la gestión. El Estado se comprometerá a crear las condiciones objetivas para su expansión.

c) Sector Mercantil, que podrá realizar sus actividades en cualquiera de las ramas economicas no expresamente reservadas a los otros dos sectores. En este sector se fomentará la progresiva participación del trabajador en la gestión y en los beneficios.

Además propugnamos como elementos de control y corrección de los tres sectores anteriores:

- Un sistema fiscal progresivo y la tipificación del delito fiscal, el sistema fiscal es uno de los instrumentos más eficaces para la corrección de las desigualdades resultantes del proceso productivo, a la vez que contribución de los ciudadanos a la financiación de los servicios públicos.

- Una fiscalía especial, elegida con independencia del poder ejecutivo, y la tipificación penal de los delitos de corrupción como especialmente graves y agravantes de cualquier otro, ya que la corrupción ha sido siempre el cáncer de las sociedades políticas.

Lo que en el fondo nos planteamos es, no sólo un nuevo modelo de soeidad humana, sino incluso un nuevo modelo de la actividad productiva, que a escala del hombre tenga como objetivo satisfacer las necesidades integrales de la persona y no las de obtener el máximo lucro para la clase empresarial. Las nuevas empresas deben girar en torno a la persona y no al contrario.

Hasta hoy el modelo de desarrollo -privao o estatal- se ha basado en la explotación de los recursos naturales sin límite alguno, y enfocados al desarrollo industrial concentrado en las grandes urbes. A mayor grado de desarrollo mayor es la urbe.

En su base existen dos principios básicos: El que las materias primas son inagotables y, que la agricultura debe limitarse a alimentar, tras ser machacada por la red de intermediarios, las fauces de la macro-ciudad.

Trabajar el campo debe de dejar de ser un trabajo poco rentable economica y socialmente.

Las fuentes de materias primas son agotables. La revolución industrial que nos iba a llevar al paraiso terrenal nos ha conducido a un callejón sin salida de deterioro constante del medio ambiente y a una degradación initerrumpida del equilibrio ecológico de la naturaleza.

Las fuentes de energia solar, eólica e hidraúlica son ya rentables economicamente, ya eran rentables socialmente.

Las posibilidades de obtención de productos agrícolas, por tanto renovables y no contaminantes, sustitutivos de muchos productos industriales, son ya una realidad.

Estamos a las puertas, sino dentro, de la primera revolución agrícola-marina que puede sustituir a medio plazo a la revolución industrial, donde germinaron liberalismo y socialismo, no lo olvidemos.

Esta forma de producir, natural y a escala humana, creemos que esta mas acorde con el falangismo que con las otras ideologias, que nacieron y dieron lugar a los actuales modelos de desarrollo.

Y creemos en la tecnología aplicada al servicio de la sociedad y no al revés. Queremos producir para dignificar nuestro trabajo, no para vender con el objetivo exclusivo y alicorto de obtener el máximo beneficio .Aspiramos a la máxima eficacia, no al máximo lucro.

Y si repasamos la evolución de la propiedad tecnológica, vemos el mismo sistema de monopolios que conducen a las multinacionales, expresión máxima de la claudicación moderna y progresista de la "sociedades avanzadas".

La dependencia tecnológica no sólo supone una grave limitación de la soberanía nacional, sino que también dificulta el futuro desarrollo y el nivel de vida de la sociedad. La investigación científica y tecnológica debe ser tarea preferente, y se le deben dedicar los más importantes esfuerzos individuales y sociales.

Para nosotros la tecnología es como el capital, una herramienta más del trabajo humano, y éste, la forma necesaria y natural para dignificar la existencia.

El progreso entendido como virtud en sí mismo solo conduce a la producción irremediable de individuos alienados y consumistas, sólo halla su posible justificación si está al servicio de la persona y de la sociedad, pero de forma total, o sea, buscando el equilibrio armónico entre la dignidad, libertad e integridad de ambas.

 

Por otro lado, y dejando el plano económico, para situarnos en el social, debemos convenir en que:

- Nuestra concreción nacionalsindicalista viene dada en los anteriores presupuestos.

- Aspiramos a una estructura social, en la que los Sindicatos por ramas de producción puedan (cumpliendo los límites de voluntariedad y eficacia) ascender desde las empresas nacionalsindicalistas (autogestionarias o cooperativistas), hasta constituirse en órganos de gestión junto con los sectores (cogestionarios, estatales, municipales y privados) de un Estado Nacional Sindicalista.

Logicamente para nosotros, la masa de maniobra inicial de la estructura socioeconómica estará en los Sindicatos, mientras que el resto tendrá el carácter de complementario. Pero no lo impondremos como dogma, y los porcentajes de implantación de las distintas formas podrán ser modificados, cuantas veces sea necesario para alcanzar el bien común.

- En tanto persisten las actuales estructuras capitalistas, defendemos la necesidad de un movimiento sindicalista que operé bajo los principios rectores que configuraría el Sindicalismo vertebrador del futuro: Unidad, Representatividad, Libertad ,al margen de intereses de partido.

Respecto al sindicalismo de clase es conveniente hacer algunas reflexiones sobre los cambios históricos, hoy en día los fundamentos del nacimiento de los sindicatos de clase no son del todo validos, se deducen dos grandes cambios:

1- Ya no puede hablarse de dos clases enfrentadas y unidas entre sí por los mismo intereses. El gran, medio y pequeño empresario viven en mundos diferentes y a veces enfrentados, y lo mismo ocurre entre los obreros cualificados, los no cualificados y los técnicos.

2- La subdivisión sectorial de la producción, compleja y entrelazada, ha roto la imagen compartimentada de los orígenes. Casi todos los sectores están ligados entre sí. una huelga en un sector puede acarrear la ruina en otro que no tenía nada que ver con el problema suscitado en el primero. Una huelga, hábilmente estudiada, puede no servir para nada en el sector en cuestión, pero puede llegar a paralizar una nación.

En consecuencia nuestros planteamientos deberán tener una orientación acorde con lo anteriormente analizado:

-En una sociedad falangista el enfrentamiento entre clases no tendrá sentido, por lo que el Síndicato de clase desaparecerá.

-Mientras no se llegue a ello hayq eu actualizarse y subdividirse como lo ha hecho la realidad social que nos incumba.

-Ya no puede darse el mismo tratamiento, ni por tanto exigir lo mismo, al pequeño, mediano y gran empresario. Una reivindicación que puede resultar justa ante una gran empresa, puede resultar injusta ante una pequeña, produciéndose el efecto contrario al deseado: la quiebra de la empresa y el paro de los trabajadores.

- La huelga laboral, justificada con suficiente razón, deberá tener un nuevo límite: no afectar a terceros, ya sea un sector productivo o la economía nacional.

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