Blogia
marzo17

M.I.F. LOS FRUTOS DEL SOCIALISMO.

M.I.F. LOS FRUTOS DEL SOCIALISMO.

LOS FRUTOS DEL SOCIALISMO.

El socialismo nació como un grito de rebeldía contra la opresión inherente al capitalismo. Los primeros socialistas pretendían la implantación de un orden nuevo bajo el reinado de la justicia.Frente al individualismo materialista del capitalismo, predicaban la organización social de la producción y la apropiación . Frente al poderío del capital, la soberanía de la persona. En la teoría y en la práctica crearon innumerables modelos de sociedades autogestionarias basadas en la igualdad real de derechos, la justicia social y la primacía del hombre , la persona, sobre el capital como instrumento.

Muchas de sus construcciones fracasaron por su ingenua concepción de las relaciones sociales. Pero su esfuerzo no fue vano. Socialistas fueron los constructores de las primeras teorías de la explotación.Socialistas feuron los pioneros y fundadores de los primeros sindicatos y cooperativas, que han llegado a crear dos importantes movimientos: el sindical y el cooperativo, que hoy constituyen espléndidas realidades y esperanzadoras promesas de una sociedad mejor. El movimiento síndical, que ganó con sangre su reconocimiento por el capitalismo, unifico las atomizadas fuerzas de los obreros para construir una potencia , consiguió reducir las agotadoras jornadas de trabajo y mejorar las condiciones de vida de los trabajadores. Si el capitalismo presenta hoy una faz exterior humanizada se debe en gran parte a la actuación del Sindicalismo. En la actualidad en los paises en los que su autonomía es reconocida, su dictamen es obligatorio en la empresa para las modificaciones que afecten a la seguridad e higiene en el trabajo. Adquiere bancos propios, promueve la formación de los trabajadores, reclama cada vez mayores parcelas de participación en el proceso de toma de decisiones de la empresa, por medio de la cogestión. No es difícil adivinar en todo ello un proceso ininterrumpido hacía una futura autogestión, cuando los trabajadores cuenten con la suficiente experiencia de gestión y los medios de financiación necesarios.

El movimiento cooperativo, no sin un número de experiencias registradas por la falta de preparación y la oposición del capitalismo, constituye hoy un ejercito de cooperativas de consumidores, trabajadores de todos los sectores, del cual no puede decirse que constituya una marcha hacia la autogestión, porque es la autogestión misma. En su mayoría son islas de autogestión, pero forman un archipielago ya, cuyo ejemplo y experiencia están allí para el futuro.

Cooperativismo y sindicalismo, frutos reales del socialismo, pueden caer, y de hecho caen, con frecuencia en lo que ha venido en llamarse "economicismo·; es decir, la preocupación exclusiva por la obtención de un provecho inmediato e ilimitado al pequeño colectivo de los socios de una cooperativa o los trabajadores de una empresa. En la medida en que esta corriente, orientada a la liberación de los trabajadores como conjunto, prevalece sobre los objetivos concretos, el cooperativsmo y el sindicalismo son dos aportaciones inestimabels para la construcción de una sociedad liberada por la justicia.

LA APROPIACIÓN MARXISTA DEL TÉRMINO "SOCIALISMO".

El marxismo, inspirado en el movimiento socialista y apoyado en su experiencia y en su práxis, aportó la primera explicación científica de la explotación, y, sobre todo, la primera concepción de la sociedad como un todo cultural. Gracias al marxismo hoy es evidenteque las ideas, las creencias, las leyes, la superestructura en suma, no son autónomas ni independientes, no se elaboran con abstracción de la realidad cotidiana, sino que se encuentran fuertemente condicionadas por las relaciones de producción, por el contexto material y viencial del hombre. ¿Quién puede negar hoy las ideas sobre la familia, la religión, la relaciones sociales son distintas de las de hace 50 años?¿Y quién puede desmentir la influencia que sobre todo ello han tenido las condiciones materiales de vida, transformadas por una vertiginosa renovación tecnológica?.

Sólo estas dos aportaciones ya justifican sobradamente un lugar para el marxismo en la historia de las doctrinas y los movimientos sociales. Pero junto a ellas, y apoyado en su brillate prestigio, el marxismo introdujo de contrabando la pseudodoctrina de que los valores del espíritu como la Patria, la justicia y la libertad, son meras categorias burguesas que deben desaparecer con el capitalismo. Agrupó burdamente la rica variedad social en dos grandes clases sociales:

- Burgueses, sinónimo de empresarios, capitalistas, explotadores y opresores, que compran a los trabajadores su fuerza de trabajo y al vender su fruto, que es superior, se apropían de la plusvalía, como si no existiesen millones de pequeños empresarios que no obtienen, por un esfuerzo contínuo y sobrehumano, ni siquiera el salario que es normal en la industria.

-Proletarios, sinónimo de trabajadores, asalariados, explotados y oprimidos, que por ser capaces de producir con su trabajo un valor superior al que necesitan para mantenerse, generan una plusvalía que se apropia el empresario; como si no hubiese trabajadores que por escasez de oferta en su especialidad, obtienen rentas equivalentes a las de la gran burguesía.

Consideró menores de edad a los trabajadores para su participación en la elaboración de las decisiones colectivas, ya que por estar contaminados de los "prejuicios burgueses", sólo podían ser liberados y concienciados mediante la implantación de una rigida dictadura del "prletariado", de duración desconocida, en la que la iniciativa correspondería a una pequeña minoría de "concienciados": el partido comunista.

Y por último postuló como motor dinámico de la marcha hacia el socialismoa la más destructora de las fuerzas sociales: el odio. La lucha de clases, alimentada por el odio, es para el marxismo la fuerza capaz de superar las contradicciones inherentes a las relaciones de producción capitalista, para construir una sociedad comunista, auténtico paraiso posterior a la "dicatadura del proletariado" en que, desaparecidos los "prejuicios burgueses", ocurriría todo lo mejor en el mejor de los mundos posibles.

¿Que ha ocurrido en los países en los que ha triunfado la revolución marxista?.Ahí esta la URSS, esperando desde 1917 su "paraiso soviético". El Parido Comunista ejerce aún su dictadura sobre el prletariado. La plusvalia ha sido arrancada de las manos de la burguesía y apropiada por el propio Estado. A medida que esto ha sucedido se ha advertido un fenómeno cuya comprensión parece inexplicable que escapara a la mente privilegiada de Marx, que supo hacer un análisis tan penetrante del capitalismo: el capitalismo se apropia de la plusvalía unicamente para consumir o vivr mejor; saturando su capacidd de consumo (supuestos los lujos más refinados), y en muchas ocasiones sin saturarla, vivnedo una vida ascética, el capitalismo persigue ávidamente la acumulación de plusvalía, porque con ella sacia un apetito muy superior a los apetitos sensuales: el apetito del poder, placer de dioses.

En la sociedad soviética la plusvalía pertenece al Estado y por el dominio del Estado se mantienen las luchas más encarnizadas de las que ha sido testigo la humanidad. El apetito de poder, bajo distintas formas, mantiene las mismas relaciones de dominación capitalista. Explota a los trabajadores, que perciben el salario de subsistencia, apropiándose el Estado de la plsuvalía.

Para ello, comparte su plusvalía y poder con la burocracia. Extiende su dominio imperialista a otros países de los que extrae la plusvalía menteniendo unas superestructuras dpendientes, a cuyos líderes concede una parcela de poder. Finalmente, su pretenciosa ambición doctrinal le ha conducido a descalificar otra forma de socialismo cualquiera, identificando arteramente el socialismo (propiedad de los medios de producción por la sociedad) con el socialismo de Estado (propiedad de los medios de producción por el Estado), convirtiendo a ésta en fin último por cuya grandeza y poder se justifíca todo atropello.

EL MARXISMO CONTEMPORÁNEO.

El marxismo en sus inicios, no solo significó una cosm-visión o interpretación del mundo, sinoque trazó unas líneas y unas profecías que constituirían durante este siglo la bandera de enganche para millones de hombres. Pero las visiones proféticas fueron la trampa en que cayó el marxismo. Todo historicismo determinista, venga de donde venga, es tan sólo una verdad a medias, porque no puede prever los factores y condicionamientos que se irán desarrollando a lo largo del tiempo. Esto pronto lo aprendieron los marxistas, y prueba de ello han sido a lo largo de este siglo los revisionismos e interpretaciones más variopintas, cuyas discusiones y plantemientos llegan hoy ante nosotros bajo las más variadas formulas.

Si alguna característica hay que buscarle en la actualidad, es la pretensión de ser considerada una Metodología. Una Metodología que analiza todos los aspectos de la vida, y saca sus conclusiones, pero que seguirá considerando como antaño, la lucha de clases como motor de todo fenómeno histórico. El cientifismo marxista es el frecuente argumento esgrimido para diferenciarlo de las otras ideologías, siempre coyunturales dentro de la historia, por ser consecuencia de la Infraestructura, y por tanto dependientes del poder de la oligarquia burgués-capitalista. En base a esto, es lógica la configuración que adopta el partido comunista. Este seguirá siendo el encauzador de la clase proletaria, a través de una estrategia conveniente, que se adoptará en base al análisis previo de la ciencia marxista.

De ahí la imporatncia que tiene para los marxistas el estudio de cada momento, del que por eliminación extraen unas condiciones objetivas, formadoras de lo que sucede en cada época; y éstas son distintas en cada hora y lugar. De ahí que el PC debe adoptar la estrategia conveniente para llevar al proletariado, que será tambien distinto, hacia el triunfo del socialismo.

Lo anterior aclara el por qué de la adopción de distintas tácticas a lo largo y ancho de este mundo. El que se tienda a la lucha armada revolucionaria, a la democracia o al colaboracionismo de cualquier tipo, estará en función de las posibilidades en base al científico análisis de la realidad.

El maoismo, con sus discrepancias respecto al marxismo-leninismo soviético, está, a pesar de lo que pudiera parecer, dentro de la ortodoxia del pensamiento de Marx y Lenin. China era distinta a Rusia y la revolución debía apoyarse en elementos pecualiares, al igual que la construcción del Estado debería entrañar tambien aspectos novedosos. En Cuba se aprovechó la lucha contra la dictadura de Batista, financiada por las democracias occidentales, para, posteriormente, subvertir la situación.

En el continente americano se quisieron aprovechar las enseñanzas cubanas, pero la guerra de guerrillas fracasó por su falta de implantación y por la fuerte penetración norteamericana existente. De la experiencia se sacaron nuevas conclusiones y una nueva fórmula: "la via democrática hacia el socialismo", puesta en práctica en el Chile de Allende, y que fracasaría porque el aparato del Estado era burgués según su frio análisis.

Europa constituye un punto importante y es aqui donde se centra la gran labor interpretadora del marxismo. Es aquí donde surge el replantemiento del concepto "proletario", porque ya en los años sesenta se sabe que la clase obrera se aburguesa y nuevos sectores, como el estudiantil, monopolizan el sentir clásico del revolucionarismo. Es aquí donde deberá surgir un nuevo modelo o una nueva fórmula para el socialismo, y es en ese contexto en el que surge el eurocomunismo, cuyas ideas básicas aportaría ya Gramsci.

El fundamento es, una vez conocidas diversas experiencias en el mundo, partir del principio de que todo proceso hacia el marxismo debe pasar por la democracia, pero no como fin, sino como un medio de conquista del socialismo. Para ello habrá que conquistar el Estado, pero no frontalmente, sino llevando a sus distintos aparatos hacía el socialismo, con lo que llega un momento en que el Estado no tiene ninguna fuerza para reaccionar.

El eurocomunismo distingue entre aparatos ideológicos y aparatos coercitivos del Estado.

Los ideológicos: la Iglesia, la educación, las asociaciones familiares, la justicia, la política, los medios de comunicación.

Los coercitivos: la policia y el ejército.

La actuación ha de ser paralela, pero lo más importante será disponer de los aparatos ideológicos, sin los cuales no se podrá mantener el poder del Estado por mucho tiempo. El objetivo seguirá siendo, como años atrás, la dictadura del proletariado.Este es el significado del eurocomunismo y lo que se pretende en España.

El marxismo actual, y la instrumentalización de éste a través del partido comunista, sigue presidiendo a largo plazo (no importa el tiempo) la Revolución. Haste entonces la postura de los comunistas seguirá siendo la de luchar dentro del sistema democrático, subvirtiendo los aparatos del Estado, y adoptando la forma y las fórmulas más adecuadas para sus fines, siempre acordes con las condiciones objetivas de cada étapa histórica.

Del proceso de subversión y conquista de los aparatos del Estado desde dentro esperan conseguir la sustitución de un sistema de valores por otro -el suyo- de forma que sólo tengan que esperar la caída del mismo cual fruta madura, sabedora de contar siempre con el apoyo de la Internacional marxista asentada ya en medio mundo.

Pero esos valores son de raiz materialista, y por tanto, antitética de los nuestros que son de raiz espiritual. De ello resulta la imposible convivencia de unos con otros, pues el triunfo de ambos conlleva a una cosmovisión contrapuesta del hombre y la sociedad.

Por ello hemos dicho que hay que enfrentarse al marxismo en el plano de la rivalidad revolucionaria: o valores materialistas o espirituales, y hoy, más que nunca, pasado el paréntesis franquista, se pone en evidencia la razón de nuestra causa.

0 comentarios