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marzo17

M.I.F. Necesidad del intento

M.I.F. Necesidad del intento

 

 

1 -NECESIDAD DEL INTENTO.

Somos, pues, los falangistas, los continuadores de la ideología fundada y desarrollada entre 1933-1936 por José Antonio, Ramiro y Onésimo.

Movimiento que tuvo razón fundada de ser para su nacimiento y que tenía la particularidad de no ser sólo un partido más, y menos aún de querer servir como protagonista o compañero de viaje en el mantenimiento de los problemas de fondo que la sociedad española viene padeciendo de forma ostensible desde los albores del siglo XX.

El ir al fondo de la cuestión y no deslumbrarse por la forma, marcó una profundidad del pensamiento que dio origen a la complejidad de la doctrina falangista, tanto en el plano filosófico como en el ético que configuró una "forma de ser" y que unido al estilo marcado en sus orígenes para desarrollar lo anterior dio lugar a la "forma de estar".

Tanto la una como la otra delimitan el entorno de lo que se entiende como falangista.

Y precisamente en 1982 siguen vigentes las causas que no cesan de empujar a nuestra Patria hacía los vertederos de la Historia y que son: un separatismo entre los españoles de raíz económica provocado por la lucha de clases, un separatismo entre los españoles a causa de la división artificial y nociva que introducen lo que entendemos por partidos políticos, y un separatismo local como consecuencia de la perdida de identidad como pueblo-nacional y de la fe en un destino histórico común.

Pero, todos lo conocemos, en 1936 se produjo la decapitación de la Falange a cargo de la II Democracia-pluralista, lo que unido a su posterior absorción y adulteración por el Régimen franquista a partir de 1937 marcó el final de la primera andanada azul.

Pero es necesaria la segunda andanada. Los problemas de fondo o se resuelven o terminan con España.

Y esto, el resolverlos, sigue siendo un deber para los falangistas, y sí éstos no pudieren, para todos los españoles que conscientes de un pasado trimilenario aspiran a tener un futuro con identidad propia.

Por ello y a pesar del fracaso de nuestro primer intento de 1936 y 1937, ciertos sectores del falangismo presentes como individuos -ya que la organización desapareció en abril de 1937- iniciaron en 1960 el rescate y puesta al día de todo el bagaje azul despegándolo de las connotaciones derechistas adquiridas durante la manipulación habida en la "época franquista" y de sus lógicas, por reacción a lo anterior, adherencias izquierdistas.

justo es reconocerlo, la aportación de los Círculos José Antonio en 1960 marca un hito en nuestra historia particular ya que significa el aviso de la segunda andanada.

Pero, como todos los primeros pasos no se acertó plenamente en todos los objetivos propuestos, lo cual unido a otras causas ajenas ahora a la intención del presente escrito, dio origen a la proliferación de grupos y subgrupos que pretendían, cada uno por su lado, lo mismo.

¿Pero a dónde vamos?. Como miembros de una comunidad nacional hacía el vertedero histórico -que amenaza a ser el último destino común de los españoles- y como falangistas hacía la impotencia como fuerza política, amén de hacía la frustración como individuos-personas.

Es necesario, pues, salir del atasco. ¿Como?.

1.2 -LAS SALIDAS POSIBLES SON:

- "Irnos a casa".

- Retirarnos a los cuarteles de invierno.

- Vertebración en torno a un solo grupo de los existentes

- Fundación de una, superauténtica.

- Planteamientos unitarios.

Es necesario definir y aclarar el eje-guía, que permita la aglutinación de todos los falangistas a su alrededor, pues para vertebrarse es necesaria la existencia previa de la espina dorsal, o de un milagro. Hasta ahora hemos esperado el milagro, que nunca llegó, a partir de ahora habrá que ir a la búsqueda de la espina dorsal.

La ideología falangista es el resultado de una síntesis sucesiva de los valores absolutos existentes en la derecha y en la izquierda de la época fundacional. Este trabajo fue dirigido por José Antonio, Ramiro y Onésimo, siendo el primero el más profundo de los tres, lo que le ha otorgado de forma implícita el rango de Fundador.

De la mano de José Antonio se puede abarcar a Ramiro, al mismo tiempo que a Onésimo, pero no a la inversa.

El tomar como eje-guía a Ramiro significaría automáticamente crear un contraluz o eje-guía a través de Onésimo. La síntesis empezó en los tres, pero terminó sólo en José Antonio. De no tomar como eje-guía a José Antonio significaría escindir el movimiento en un camino "miliciano-popular" (Ramiro) y otro "religioso-nacional" (Onésimo).

Ambos sentidos de entender la vida se unen en José Antonio y no antes, separarlo ahora sería andar hacia atrás.

Pero más grave es aún la tendencia, vista en algunos grupos, de iniciar un planteamiento ideológico en base a la opinión coyuntural de una "asamblea" o de un "iluminado". Y aquí hay que ser realistas, si no se toma como eje y norte a José Antonio no será posible una solo Falange, sino que nacerán varias distintas entre sí ya de forma irreparable.

Si hay que plantear la ideología en base a un grupo o a un individuo, lo honesto sería dejar en paz a la Falange y a su simbología, y aclarar desde el primer dia que la alternativa que se plantea no es falangista, sino otra cosa con cierto parentesco con ella, pero ya irrevocablemente disociada.

La unidad real de una Falange objetiva requiere inexcusablemente admitir la disciplina ideológica de José Antonio, de forma total y sin reservas. Cualquier afirmación tiene que estar acorde con lo fundacional, al igual que cualquier negación; los aditamentos o supresiones han conducido siempre a la diáspora, no a la aglutinación.

Y evidentemente ésta disciplina debe ser racional, distinguiendo claramente lo que en la Obra de José Antonio es ideología, estrategia y táctica.

La ideología no es mutable, sólo desarrollable en la dirección apuntada por el Fundador y con el estilo por él decidido. la estrategia y táctica, en cambio, son perfectamente mutables, acomodándose en cada caso concreto a la necesidad sentida.

Aclarado el norte ideológico, objetivo y absoluto para todos, es necesario construir el cuerpo donde aquél pueda habitar y crecer. Pero hacerlo sin crearnos falsas ilusiones, ni dejarnos deslumbrar por espejismos coyunturales.

A partir de ahora es necesario detener la "quema" de falangistas y la frustración de los grupos, y para ello es necesario reconocer cuántos somos, quienes somos, que tenemos y con todo ello ver hasta dónde se puede llegar en cada momento.

Si fuese necesario habría que salvar antes la idea que el cuerpo político que la contiene; deseamos legar a la organización de masas, pero sin socavar o adulterar la esencia azul.

 

- Origen del Manifiesto.

La idea central del Manifiesto es asumir como eje-guía de la ideología la cosmovisión de José Antonio, contenida en sus escritos, y que sintetiza las aportaciones del resto de los fundadores (Ramiro y Onésimo) para de esta forma evitar una doble causa de dispersión ideológica.

La primera de ellas se produciría de tomar como ejes a Ramiro o a Onésimo, y llevaría hacía falangismos divergentes (uno revolucionario-popular y fascista, y otro revolucionario nacional y católico); el punto de encuentro de ambos se centra en José Antonio. La segunda se produciría de cometer el mismo error de otros grupos, y que no es otro que la tan cacareada evolución y puesta al día de la doctrina.

Y aqui conviene extendernos un poco más. Obsérvese primero que los "evolucionistas" en realidad lo que han hecho, sin quererlo, es diluir el cuerpo doctrina y provocar la dispersión de los falangistas. ¿Por qué?.

La respuesta es sencilla: lo diluyen, porque su forma de trabajo consiste en intentar corregir una cosmovisión ideológica con acciones puntuales o sectoriales, sin haberse preocupado de analizar la repercusión sobre el resto del cuerpo doctrinal.

La ideología expresada y contenida en los textos de José Antonio es un Todo constituido armónicamente; y por ser un conjunto armónico, el Todo y los distintos aspectos transpiran la misma esencia; y el haberlo conseguido no es fruto del azar, sino del talento de José Antonio, que elaboró el Todo controlando a cada una de las partes con una visión global del conjunto hasta lograr sintetizarlas en él.

En consecuencia, si falta la visión global, y el talento individual de José Antonio, cualquier evolución sectorial no será más que una bomba de relojería para la cosmovisión Joseantoniana, que es precisamente lo que la experiencia nos ha demostrado, terminando todas ellas no en una mejora de la capacidad de síntesis de José Antonio, sino en una vuelta a los componentes originales; eso sí, a través de caminos espectaculares ya sea con adornos izquierdistas o derechistas.

No se trata de dilucidar si se puede superar o no la ideología joseantoniana, sino de exponer clara y rotundamente que ante una cosmovisión solo cabe enfrentarla otra del mismo rango; y entonces sí, a la vista de la Totalidad, efectuar la comparación y ver si se ha mejorado.

Dicho de otra manera, ante las mil páginas de los textos de José Antonio, cabe enfrentarle las mil de quien sea, pero es absurdo, soberbio e inútil enfrentarle el folio y medio de la opinión coyuntural de un camarada o de una asamblea de camaradas que, ante una necesidad estratégica temporal, no dudan en remover frivolamente los cimientos de un edificio entero, sin medir las consecuencias de sus actos.

Y dispersan, porque para aglutinarse es necesario un árbol o una espina dorsal, en torno a los que giran todos siguiendo una misma dirección; y este eje tiene que ser absoluto y objetivo de forma que las diferencias particulares se plieguen entre un árbitro común, José Antonio, y una regla de juego para todos, su doctrina, para de esta forma contener la lógica dispersión que hemos observado hasta hoy.

No olvidemos además que los "evolucionistas" sectoriales de folio y medio no constituyen excepción, sino hasta hoy, regla general entre los falangistas, -lógico pues son españoles- y que si se admite que cualquiera actúe frivolamente, ¿por qué no consentírselo a los mil y uno que le seguirán?.

Lo que si ha faltado siempre han sido los análisis serios y globales de la Obra de José Antonio, no sólo la lectura de sus textos, de los cuales poder extraer la savia con la que articular metódicamente lo que de forma difusa llamamos filosofía, ética y mística falangista.

Dicho de otra forma: lo que se necesita es asumir el espíritu global de la letra de sus Obras, que no la letra aislada, y adecuar la estrategia la momento en cuestión, manteniendo incólume el espíritu de la doctrina; lo que se necesita es preguntarse qué estrategia plantearía José Antonio es nuestro momento y no la que planteó en 1935 ante un hecho que fue similar en las formas pero que, transcurrido el tiempo, será distinto en contenido; lo que se necesita es asumir la esencia de aquellas, haciendo variable la estrategia y la táctica que en ellas se encuentren.

Quizá el punto más conflictivo estribará en la metodización mencionada antes, que nos permita clarificar lo que es filosofía, lo que es ética y lo que es mística, pues al subdividir un Todo en Partes puede ocurrir que por falta de una visión lo suficientemente amplia del conjunto queden éstas con alguna contradicción interna respecto a aquél; por ello habrá que hacerlo con humildad, dejando claro que este análisis es humano, y por tanto, puede resultar afectado por nuestros errores; en consecuencia deberemos estar siempre dispuestos a corregirlo conforme se vaya perfeccionando pasa así con el tiempo llegar al nivel óptimo que se pretende.

Estratégicamente, debemos tener bien claro que no somos la definitiva Falange, ni la mejor, ni la única, y nuestra gran tarea consiste en ayudar, en la medida que nos otorguen nuestra capacidad, a conseguir el objetivo soñado por todos en estos últimos años: la única y gran FE de las JONS, heredera de la doctrina y estilo de nuestros fundadores, continuadora de la línea comenzada por ellos y truncada en Manuel Hedilla, y sobre todo portadora de una nueva oportunidad de supervivencia histórica para la España de hoy y de mañana, que cumplidos los pronósticos de José Antonio, va rumbo al vertedero histórico, amenazada desde fuera y desde dentro por toda clase de enemigos.

Tácticamente, debemos asumir un talante especial que nos permita salvar los escollos que seguramente encontraremos; así hemos de meditar, comprender y asumir todos los errores cometidos por los grupos falangistas hasta hoy, si de verdad queremos no volver a caer en ellos; así hemos de hacernos a la idea de que el camino no será fácil y que no debemos engañarnos con espejismos y falsas ilusiones; así hemos de recordar continuamente que el estilo falangista no implica luchar solo por la victoria, sino que significa quemar la vida en una gran empresa no importando demasiado que termine en derrota.

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